La soledad duele más que la pobreza: Hogar de Cristo lanza campaña para apoyar a adultos mayores en Collipulli

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COLLIPULLI.-  En horas de la mañana de ayer martes,  Fernando Montenegro y Paula Bello llegaron a los estudios de  Viaducto F.M., con un mensaje urgente en el corazón y una misión clara en la mirada, ambos representantes del Hogar de Cristo, ambos frente al micrófono  nos hablaron de algo que muchas veces preferimos no ver: la vejez en pobreza y soledad.

Montenegro, jefe social territorial del Hogar de Cristo en La Araucanía, y Bello, jefa del programa social PADAM (Programa de Atención Domiciliaria para el Adulto Mayor) en la comuna, no llegaron a pedir caridad; llegaron a invitar, a conmover, a sumar voluntades. Porque este 2025, la campaña de captación de socios de la institución tiene un foco doloroso, pero necesario: los adultos mayores que viven sus últimos años en total abandono.

“La pobreza ya es difícil, pero en soledad se vuelve devastadora”, dijo Montenegro al aire, con una voz serena pero firme. Y es que detrás de cada número hay una historia. Una abuela que espera una visita que nunca llega. Un abuelo que ha dejado de hablar porque no hay con quién hacerlo. Un plato de comida que se enfría en silencio.

“Queremos sumar 10 mil nuevos socios en todo el país”, explicó Paula Bello. “Y muchos de los adultos mayores que atendemos están aquí, en nuestra región. Necesitan alimentos, medicamentos, insumos básicos… pero, sobre todo, compañía, y afecto.”

El programa PADAM, que ambos lideran desde sus respectivas funciones, se encarga precisamente de eso: llevar ayuda concreta y cariño a los hogares de quienes no pueden valerse por sí mismos. Equipos multidisciplinarios recorren barrios, caminos rurales, viviendas humildes… y en cada puerta que tocan no solo entregan apoyo material, sino también humanidad.

Durante la entrevista, los mensajes de los auditores no tardaron en llegar. Algunos conmovidos, otros agradecidos, y varios preguntando cómo podían colaborar. Porque si hay algo que la voz humana logra, es tocar otra alma cuando se habla con verdad.

Antes de despedirse, Montenegro dejó una reflexión que quedó resonando en el estudio y, seguramente, en más de algún corazón: “Nadie debería envejecer solo. Nadie.”