El 27 de febrero de 2010 fue un día clave para Chile. A las 3.34 horas, 12 regiones percibieron el segundo terremoto más fuerte que haya sido registrado en el país, teniendo una magnitud de 8.8 en la escala de Richter con epicentro en la región de Ñuble, pero con una intensidad máxima de IX en la escala de Mercalli, en el Biobío, afectando al 80% de la población nacional.
Desde el punto de vista técnico, el movimiento se registró por un «desplazamiento súbito de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana en un área que se extiende aproximadamente desde la península de Arauco por el sur hasta el norte de Pichilemu», sostuvo el Centro Sismológico Nacional (CSN), agregando que el fenómeno se produjo «entre las rupturas activadas por los terremotos de mayo de 1960 (el del 20 de mayo se conoce como el de Valdivia) por la zona sur, y el terremoto de Valparaíso de 1985 por el norte».
Sin embargo, el sismo en sí no fue el único problema que debieron enfrentar las personas ya que a los pocos minutos de éste, se registró un gran tsunami, el cual arrasó con todo lo que había a su paso.
En palabras del Centro Sismológico Nacional, el maremoto «azotó las costas chilenas en pocos minutos, alcanzando principalmente las localidades costeras de las regiones del Maule y del Biobío como también las de O’Higgins, Valparaíso y especialmente la isla de Juan Fernández, dejando importantes daños y víctimas fatales».
Los catástros oficiales cifran en más de 500 los muertos y 800 mil las personas que se vieron damnificadas por la tragedia.
Las réplicas, por su parte, demostraron a lo largo del tiempo la fuerza del sismo principal, dejando temblores que sobrepasaron fácilmente la magnitud 6.
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27 de febrero 2010: Sismo 6.9 con epicentro en Lebu, Biobío
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11 de marzo 2010: Sismo 6.9 con epicentro en Pichilemu, O’Higgins
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11 de marzo 2010: Sismo 6.7 con epicentro en La Estrella, O’Higgins
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15 de marzo 2010: Sismo 6.7 con epicentro en Cobquecura, Ñuble
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5 de marzo 2010: Sismo 6.6 con epicentro en Dichato, Biobío
El terremoto reveló la fragilidad del país en materia sísmica, la poca cultura de la sociedad y la ineficacia de las autoridades nacionales para alertar sobre la catástrofe.
Sin embargo, es necesario consignar que para el 27 de febrero de 2010 el Centro Sismológico Nacional (CSN) no existía como tal, sino que en su lugar estaba el Servicio Sismológico Nacional (SSN), cuya estructura y forma de operar era radicalmente opuesta a lo actual.
