Escribe Mario Grandón Castro
Collipulli, con sus generosas tierras coloradas y su rica historia arraigada en las comunidades arribanas y abajinas, merece ser reconocida como la capital del patrimonio cultural de la Araucanía. En estas tierras, donde se alzan las estructuras de acero y hormigón, símbolos del progreso; donde están los altos de Chiguayhue y Loncomahuida, habitadas por los arribanos; y las comunidades abajinas, que bordeaban las cristalinas aguas del Malleco, del Mininco y el Renaico, se encuentran vestigios de un pasado que merece ser preservado y celebrado.
Lamentablemente, el paso del tiempo y la falta de visión por parte de autoridades y propietarios han llevado al olvido y la desaparición de valiosos caserones y otras estructuras arquitectónicas. Sin embargo, aún hay quienes se esfuerzan por preservar este legado histórico, entendiendo que conservar el pasado no impide avanzar hacia el futuro.
Entre los monumentos olvidados se encuentran la centenaria Estación Ferroviaria, el semi destruido convento franciscano, San Leonardo de Porto Mauricio, Monumento nacional las dependencias que alguna vez albergaron a Carabineros en la Av. Stagno, y otros sitios como la plazoleta de Chiguayhue y los fosos del fuerte Mariluán, Curaco y Perasco. Incluso la ex Municipalidad, otro Monumento nacional, con un notable deterioro, recordada además como parte fundamental de la historia local, porque allí funcionó por más de 90 años el Gobierno Comunal.
El anuncio de la creación del Circuito Patrimonial es una oportunidad para revitalizar estos lugares y destacar las arterias fundacionales de la ciudad. Sin embargo, para que este proyecto tenga éxito, es crucial la presencia de un urbanista que garantice su desarrollo integral y evite que quede a medio camino, como ha sucedido con otras iniciativas en el pasado.
Es evidente que Collipulli tiene el potencial para convertirse en un destino cultural de relevancia en la región. Además de conservar su pasado histórico, la ciudad también abraza el modernismo y el progreso. Sin embargo, este desarrollo no debe ser a expensas del patrimonio cultural que da identidad y riqueza a la comunidad.
Esperemos que, con el debido cuidado y atención, Collipulli pueda alcanzar su máximo potencial como la capital del patrimonio cultural de la Araucanía, donde el pasado y el presente se entrelazan para construir un futuro próspero y lleno de historia.
