MININCO.- La tarde-noche de ayer viernes en Villa Mininco, tuvo un tinte especial. A pesar del frío otoñal que ya comienza a instalarse en la zona, el calor humano y la emoción de la celebración del Día de la Madre se hicieron sentir con fuerza en una jornada organizada con cariño y dedicación.-
Las actividades, desarrolladas en el gimnasio de la villa, comenzaron con un enriquecedor espacio de diálogo liderado por las profesionales de DIDECO, Tamara Vega y Paola Cares, quienes ofrecieron una instancia íntima y reflexiva para las madres asistentes. En medio de una conversación cercana, se abordaron temáticas relacionadas con el bienestar emocional, la maternidad y los desafíos cotidianos, generando un ambiente de confianza y comunidad.
Ya entrada la noche, el encuentro dio paso a una cena de camaradería, donde las mesas se llenaron de risas, recuerdos compartidos y, sobre todo, gratitud. La velada alcanzó su punto más alto con la presentación de la Orquesta Sinfónica Estudiantil de Collipulli y Coro, cuyos jóvenes músicos deslumbraron con su talento y entrega. Cada nota pareció rendir homenaje al amor y la fortaleza de las madres presentes, envolviendo el ambiente en una atmósfera de belleza y emoción.
Las madres fueron saludadas por autoridades locales, madres provenientes de Mininco, Villa Esperanza y Residentes en Ruta R 22.-
En la ocasión se destacó el rol fundamental que ellas cumplen en la sociedad.- Merecido homenaje a las madres.-
La jornada culminó con abrazos, fotografías y un sentimiento compartido de orgullo y emoción. Porque si bien el Día de la Madre se celebra una vez al año, en Villa Mininco quedó claro que su valor y entrega merecen ser reconocidos cada día. (Aporte periodístico de Juan Gálvez)