EN LA SEMANA DEL PATRIMONIO RECORDAMOS A EL ÚLTIMO VETERANO DEL 79

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1950

El martes 28 de febrero de 1967 falleció en Temuco, a la edad de 106 años, el último sobreviviente de la Guerra del Pacífico, el general de división (r) Ricardo Orellana Olate. Era en dicho año el último baluarte de la gesta heroica que cumplieron los soldados chilenos durante la guerra contra la alianza formada por Perú y Bolivia.

A pesar de su avanzada edad, el general Orellana continuamente solía conceder conferencias de prensa y radio, durante las cuales y con gran orgullo relataba con detalles cada uno de los actos en que a él le tocó participar. Así, recordaba con emoción el día en que terminó la guerra. Esto sucedió mientras su regimiento se encontraba en Calama. El general Orellana era en esa época “corneta de orden del comandante Carter”. Según lo relataba dicho general, en esa ocasión el comandante le ordenó tocar atención, al rato le hizo tocar formación, luego desfile a la izquierda, luego a la derecha y finalmente ordenó fuego. Previamente, les había pasado 14 balas a cada uno. Los civiles que presenciaban las maniobras militares creyeron que los iban a matar a ellos, pero todos los soldados dispararon al aire. Enseguida, dieron media vuelta y llegaron al cuartel, en donde fueron formados y, en ese instante, el comandante les dijo que la guerra había terminado. Dotado de una memoria prodigiosa, el general Orellana recordaba diversos pasajes de su vida de soldado. De esta manera, muy orgulloso, aunque con su voz gastada por la edad, señalaba: “Nosotros después vinimos a saber que fuimos los últimos en abandonar el frente. Quedamos eliminando los últimos brotes de resistencia. Había un tal Albarracín, que no podíamos pillarlo, pero al fin lo logramos”.

De regreso del norte, el general Orellana se estableció en Collipulli,  lugar donde había nacido, el año  1861, en donde cambió el fusil por la pala. Años después se radicó en Temuco, de donde no se movió jamás.

Sus funerales constituyeron un gran dolor para todos los chilenos, al perder para siempre al último testigo y participante de la Guerra del Pacífico. Fue sepultado con honores militares y una guardia de honor permaneció junto a su féretro durante el velatorio.-