HACE 100 AÑOS: DAVID FUENTES Y SU TRAVESIA AÉREA BAJO EL VIADUCTO DEL MALLECO

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Escribe: Héctor Alarcón Carrasco

Finalizaba la década de los años diez del siglo pasado. La llamada Frontera de esos tiempos  estaba compuesta de pueblos pequeños, donde el trabajo todavía tenía mucho de fuerza de brazos. Los adelantos vinculados a la mecánica se reflejaban en los primeros autos llegados a esta región y de los que Collipulli se jactaba de contar con tres. Claro que los automovilistas de esos años no podían desplazarse muy lejos, porque simplemente no había caminos.

Pero a fines del siglo anterior este mismo poblado, Collipulli,  había sido tocado por la varita mágica del desplazamiento del riel, obra que para hacer efectivo el paso de la vía férrea al sur había tenido que vencer  el cañón del  Malleco, con la instalación del coloso de acero de mayor envergadura en el sur del país, el que todavía se yergue majestuoso, deleitando el paso de turistas que se desplazan por la  ruta Cinco Sur.

 En  el contexto de la construcción del Viaducto de acero  destaca el piloto aeronáutico  David Manuel Fuentes Soza, nacido en Talcahuano el 6 de junio de 1885.  En 1910 fue enviado por su familia a estudiar Asuntos Industriales a Francia.

Pero la vida trae sorpresas y para Fuentes lo fue el encontrarse con el teniente Manuel Ávalos Prado en París. Ambos se conocían de años, pues  habían vivido cerca en su natal Talcahuano.-

 Naturalmente la primera conversación entre ambos versó sobre aviación, el tema de esos años pioneros y naturalmente el joven oficial influyó a su amigo para que estudiara aviación en forma particular en alguna de las escuelas parisinas.  

Poco tiempo más tarde Fuentes ingresaba a la escuela del afamado Luis Bleriot, en donde el 22 de octubre de 1912, obtenía su flamante «brevet” N° 1.078, que lo elevaba a la categoría de “piloto-aviador” de la Federación Aérea Internacional (FAI).

A su regreso a Chile realizó muchos vuelos   en diferentes ciudades del país.  Para tal efecto trajo desde Francia un monoplano Bleriot de dos asientos, de 80 HP, al que en una sencilla ceremonia, en abril de 1914 bautizó con el nombre de «Talcahuano».   

Fuentes realizó una serie  de hitos de nuestra aviación pionera,  que lo tuvo entre los principales aviadores civiles. Realizó vuelos de altura, nocturnos, cruzó por primera vez en avión el Estrecho de Magallanes, efectuó el primer correo aéreo  entre Ancud y Puerto Montt, voló llevando al pionero de la aviación mundial Alberto Santos Dumont  entre Santiago y Viña del Mar.

A pesar de aquellos logros que lo distinguían en su especialidad, siempre buscaba realizar nuevas actividades y emulando a aviadores franceses que habían efectuado vuelos a baja altura en varias estructuras parisinas, quiso tener el privilegio de volar bajo el Viaducto del Malleco.

Vuelo bajo el Viaducto del Malleco

Durante el mes de octubre de 1919, había volado en Mulchén y Los Ángeles, invitado por amigos y admiradores. Fue en esa oportunidad que participó a sus más cercanos la idea que tenía de pasar en un vuelo rasante bajo el ostentoso Viaducto de Collipulli. Estaba consciente de la turbulencia, la gran cantidad de cables telefónicos y telegráficos, que en completo desorden cruzaban a lo largo del puente además del hecho  de encontrarse en una curva que impedía ver rápidamente el horizonte, situaciones que no fueron obstáculo para que luego de estudiar el terreno se decidiera a efectuar la proeza el día jueves 4 de noviembre. En esta oportunidad el aviador realizaba demostraciones aéreas en compañía del aviador Emilio Castro, quien le pidió que lo llevara como pasajero, decidiendo el aviador que el cruce lo realizarían ambos. 

El día anterior, con la cooperación de las autoridades, se marcó un sector de las pilastras con señuelos blancos para que el aviador pudiera tener una clara referencia una vez que enfilara hacia el puente.

 Muy de madrugada una serie de curiosos llegaba el lugar habilitado como pista de aterrizaje, en tanto otros tomaban colocación cerca del Viaducto para tener una mejor visión del vuelo del temerario aviador.

 A las seis de la mañana estaba todo listo. El Talcahuano decolaba y comenzaba a tomar altura para dirigirse luego a las cercanías del puente, preparándose para realizar el cruce de oriente a poniente. Signos de emoción aparecieron en los rostros de los presentes cuando vieron enfilar el avión hacia los dos arcos principales. Un suspiro de agrado salió de las gargantas, cuando el “Talcahuano”, luego de cruzar altivamente su objetivo apareció al otro lado del Viaducto con sus dos pasajeros saludando con sus brazos en alto.

De inmediato el avión se dirigió hasta la improvisada pista de aterrizaje en las cercanías del pueblo, donde ambos aviadores recibieron las felicitaciones entusiastas de la ciudadanía. Desde allí fueron llevados hasta el Club Social, donde recibieron el aprecio de autoridades y vecinos caracterizados.

Con su natural modestia Fuentes expresó a la concurrencia que el vuelo no había ofrecido mayores peligros, pero su mayor satisfacción era el haber aportado con un nuevo triunfo a la aviación nacional. En ese momento el aviador Castro, a la vez que le daba un fuerte abrazo, le agradecía por haberle permitido participar de este especial logro aeronáutico.

Poco después de las ocho de la mañana un socio del Club Social comunicó la noticia al Aero Club en Santiago y a El Mercurio, entidades que fijaron la información en pizarras, como se estilaba en esa época,  para conocimiento del público.

En círculos aeronáuticos la noticia tuvo buenos comentarios, en el sentido que había sido realizada por uno de nuestros pioneros en un viejo Blériot, constituyendo un verdadero acto de arrojo del piloto, ya que aviadores como Mahom, que pasó bajo el Arco del Triunfo, en París y Vedrinés, que aterrizó en la terraza de la Galería Lafayette, habían contado para sus vuelos con máquinas modernas, perfeccionadas para realizar este tipo de vuelos.

Fue esta una de las últimas actividades que recogió la historia sobre el aviador David Fuentes. Aunque participó como jurado del Aero Club, para certificar el regreso vía aérea del aviador Armando Cortínez Mujica, se le vio nuevamente junto a Santos Dumont durante su última visita a Chile en 1922 y participando en numerosas ceremonias oficiales relativas a la aviación, por su calidad de pionero de la aviación civil chilena.

 El 17 de agosto de 1945 el Senado de la República autorizó la creación de tres plazas de Capitán de Bandada en la Fuerza Aérea de Chile. Con ello se pretendía premiar la trayectoria aérea desarrollada por  los pioneros Clodomiro Figueroa Ponce, David Fuentes Soza y Luis Page Rivera. Los tres tenían méritos suficientes para recibir este galardón y el país los recompensaba por su espíritu tenaz y persistente en pro de la aviación nacional.