La sandía es la fruta que más agua contiene, con casi un 93% de su peso. Además, contiene ácido fólico, betacarotenos, vitaminas como la provitamina A y minerales como el potasio y el magnesio.
Es rica también en hidratos de carbono y fibra, aunque 100 gramos de sandía únicamente aportan 20,5 Kcal.
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Es muy habitual que se utilice en las dietas debido a las pocas calorías que aporta y a su gran contenido en agua. Y es que además de hidratar, es un potente remineralizador.
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Su composición a base de L-citrulina ayuda a relajar los vasos capilares y es perfecta para que los músculos repongan energía. Aparte, metaboliza arginina: aminoácido que mantiene en buen estado las arterias, el flujo sanguíneo y la función cardiovascular en general.
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Presenta un gran poder antioxidante, perfecto para prevenir el envejecimiento y cuidar los tejidos.
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Gracias a su alto contenido en fibra, es ideal para eliminar toxinas del organismo y limpiar los intestinos. Asimismo, es idónea en casos de estreñimiento.
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Es un potente antirreumático, gracias a los minerales alcalinos que posee.
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Gracias al licopeno presente en su composición, protege frente a determinados tipos de cáncer, además de otras enfermedades cardiovasculares. También previene la ceguera en personas mayores gracias a sus propiedades para evitar la degeneración macular.
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Contribuye a depurar el organismo y estimula la diuresis.
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La sandía contiene vitamina A, un nutriente necesario para el crecimiento de todos los tejidos corporales, incluyendo la piel y el cabello.-