RENACE EL SOL EN PIUTRIL: LAS ALFARERAS CELEBRAN EL WETRIPANTU CON IDENTIDAD, FE Y COMUNIDAD

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COLLIPULLI.– Una fría mañana de sábado en el sector rural de Piutril se llenó de calor espiritual, cantos, aromas tradicionales y memorias ancestrales. Las alfareras del lugar encabezaron una emotiva celebración del Wetripantu, el año nuevo mapuche, con una rogativa cargada de significado y un encuentro comunitario que renovó el vínculo con la tierra, con el sol y entre vecinos.

El evento, que coincidió con el solsticio de invierno, marcó no solo el día más corto del año, sino también el renacer del ciclo natural, en sintonía con la cosmovisión mapuche que ve en este momento el inicio de una nueva etapa: la llegada de la luz, el despertar de la naturaleza, la renovación del compromiso con el territorio.

La ceremonia central fue la rogativa (llellipun), uno de los momentos más significativos del Wetripantu. Allí, bajo el cielo aún cargado de rocío y en contacto directo con la naturaleza, los participantes elevaron sus peticiones y agradecimientos a las fuerzas de la tierra, al sol que comienza a regresar, y a los espíritus protectores del bosque y del agua. Fue un instante de recogimiento y de fuerza colectiva, en que el silencio también habló.

La jornada no fue solo espiritual, sino también profundamente cultural y comunitaria. Las manos sabias de las alfareras no solo moldean la greda; también preservan la memoria. En su liderazgo se expresó la voluntad de mantener viva la identidad del territorio. Tras la rogativa, la comunidad compartió comidas tradicionales como muday, catutos, sopaipillas y cazuelas preparadas con productos del entorno, transformando la ceremonia en un espacio de encuentro, conversación y sabor.

La actividad contó con la presencia del alcalde de Collipulli, Manuel Macaya Ramírez, el Comisario de Carabineros, mayor Héctor Ibarra Suárez, así como dirigentes sociales y vecinos de la comunidad del sector Santa Ema, quienes compartieron con respeto este momento de profunda espiritualidad mapuche.

La celebración del Wetripantu en Piutril fue mucho más que una festividad. Fue una reafirmación de la identidad, una lección de respeto a la naturaleza, y un testimonio del rol fundamental de las mujeres en la transmisión cultural. En cada gesto, en cada palabra y en cada plato compartido, se tejió la esperanza de un nuevo ciclo donde florezca la vida, la cultura y la unidad.

En tiempos donde la desconexión con lo natural se vuelve cotidiana, las alfareras de Piutril nos recordaron que el año también puede comenzar con un canto a la tierra y una ofrenda al sol.